E N C U E N T R O S

Generalmente ocurren por la complicidad y posterior acuerdo de dos o más personas. El único requisito realmente importante es que dichas personas coincidan en un espacio y un momento determinado. Las personas pueden haber escogido dichas locaciones y el momento para su presencia temporal con anterioridad tras un “así quedamos pues sociedad”, o incluso un “bueno amor, entonces allá”.

Hombre-Mujer

Sin embargo, este fenómeno de socialización puede presentarse de maneras mucho más sorpresivas, e incluso, un primer encuentro intempestivo puede llegar a desencadenar otros encuentros amistosos que pueden terminar con dos personas que vivan juntas hasta que la muerte los separe. Así pues, de la clase de estos últimos encuentros, que dependen del tiempo que se demore Alicia en lavarse el pelo, o incluso en su decisión de hacerlo, del tiempo que Ramón invierte en hundir con fuerza una tajada de pan sobre la yema naranja de un huevo recién hecho, o de la misma decisión de comer algo antes de salir, se desprenden las miradas, las frases torpes y sin sentido, las sensaciones en el estómago de ambos, y estas a su vez llevan a que tras un tiempo de reflexión, en el que se analiza el porcentaje de éxito de la operación, él o ella digan algo sobre el clima, para que tras afirmación del encontrado o encontrada, se pueda pasar al igual de poco creativo, “estudias o trabajas”. Esta conversación que perfectamente puede tomar lugar en una buseta de Campo Valdez, o durante las clases de polo de Renata, puede (o no) llegar a producir en los encontrados sensaciones de placer que tras descubrir algo en común puede volverse emoción, excitación incluso, si aquello en común es solo común en la vida de ambos, con el otro (alguien con quien ver películas francesas en el colombo o que tararee corazón mágico de Dyango, justo como uno lo hace cuando nadie lo ve). En todo caso, si uno de ellos es el que tararea Dyango y el otro no sabe que el uno lo hace, le corresponde al uno ingeniarse la manera de planear un encuentro posterior. Si la persona carece de la creatividad suficiente para obtener la información que desencadene un siguiente encuentro, quedará en ambos una sensación de vacío unas horas, mientras el tiempo borra caras y palabras. Si dura más que horas, casi siempre en uno solo de los encontrados, este tratará de encontrarse de nuevo, la mayoría de las veces sin éxito.

Entonces. Si quien lee es una mujer y si mañana va a montar en un bus, colectivo, metro, va a caminar y girar en esquinas, va a ir a un teatro, cine, pelea de gallos, congreso, o cualquier otro evento, espere que yo, o uno de mis especialistas, la encuentre. Ya sea porque la de su izquierda sea la única silla libre en el bus o teatro, o porque el afán de la vida cotidiana haga que no se fije al girar en una esquina, uno de nosotros estará esperándola, y quien sabe, si está usted de buenas, quizá no le moleste que le hablen del clima, o que el pregunten si estudia o trabaja, o que mi mirada o la de alguno de nosotros se detenga mas tiempo de lo debido en su escote, y quizá solo quizá, usted me de un beso, o se lo de a alguno de mi equipo, y tal vez, usted y yo nos enamoremos, y nos casemos y tengamos dos niñas y un niño y una casa a las afueras de la ciudad. Pero quizá, no.

Comentarios

Anónimo dijo…
Espaectacular, yo quisiera publicarlos en familiares con un comentario inicial;pero debo contar con su permiso

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